Enrique Neyra
CEO & founder @ Dench | Strategy | Transformation | Innovation
23 de noviembre de 2020
La pandemia nos enseñó que de nada sirve tener un súper Plan Estratégico, que se hace cada 3 o 4 años, cuando pueden aparecer eventos inesperados que lo vuelven obsoleto de un plumazo.
Realizar un Plan Estratégico es tan elemental como la periodicidad con la que se le ejecuta y evalúa. ¿A qué me refiero? Hoy es imperativo incluir agilidad a nuestro planeamiento, deben ser más frecuentes y cortos. Ya no podemos girar sobre aquel ejercicio de planeamiento estratégico que se hacía cada 3 años para los siguientes 5-8 años, y que encima tenían sólo una revisión anual (y previa a los presupuestos del año entrante). ¡NO! Esto quedó en el pasado. Simplemente sobrevivirán quienes mejor se adapten al cambio.
Hoy, los ejercicios de planeamiento estratégico deben ser por lo menos anuales, con una visión de 2-3 años máximo, y revisiones mensuales o trimestrales (pero con OKRs). Lo clave es que sean ágiles, incluso se pueden realizar en hasta una semana. En este último caso ayuda mucho apoyarse en una firma de consultoría externa que efectúe el grueso de los análisis preparatorios para así aprovechar al máximo el tiempo de los directivos y gerentes involucrados.
Y más importante que la agilidad y la capacidad de reacción y adaptación, es que exista un alineamiento entre la cultura organizacional y la estrategia corporativa. El propósito (antes llamada misión) y las aspiración (antes llamada visión) deben estar 100% alineados entre sí, y entrelazados con los principios (valores y creencias) de los colaboradores y ejecutivos…. que se traslucen en cómo estos mismos colaboradores y ejecutivos se comportan diariamente. Muchas veces, incluso un gesto, de un alto directivo u accionista puede torpedear una estrategia adecuadamente concebida.
Es saludable incorporar como parte un ejercicio de planeamiento estratégico, una dinámica al menos de Scenario Planning …. donde la organización se teletransporte a un escenario futurista pero todavía dentro de las barreras de lo creíble. Esto representa un excelente espacio de apertura mental, y llevará a los directivos fuera de su área de confort donde se sentirán vulnerables. No regresarán siendo los mismos.
Finalmente, asegúrense que al definir la aspiración (o misión, strategic intent o BHAG …. dependerá de qué metodología utilicen; a propósito todas son buenas) esta aspiración sea definida y verbalizada de forma tal que todos los colaboradores, del front y el back, la entiendan, se comprometan, los rete y la hagan suya. En esta parte de la estrategia corporativa está permitido soñar. Interesante ¿no?
Les dejo esta frase:
“Dispara a la luna, si fallas, igual aterrizarás cerca de las estrellas” (Oscar Wilde).
¿Opinan lo mismo?